sábado, 28 de agosto de 2010

GABRIEL OROZCO

Una mirada aguda
"Gabriel Orozco retrata objetos y situaciones en apariencia insignificantes pero que aparecen llenos de sentido. Orozco busca explotar las posibilidades de significación del objeto en sí mismo, profundizar su mirada en el objeto para, sin apartarse de él, descubrir sentidos poéticos. El objeto que hasta el momento ha estado en una situación de semi-imperceptibilidad, oculto en el continuo de la realidad, es por fin observado atentamente, despierta de su estado de latencia y ahora posee una cualidad vibrátil.

Orozco ha profundizado su mirada sobre el objeto, no se ha apartado de él, no le ha buscado significados ajenos, sino que descubre en el objeto aquello que éste puede decir por sí mismo, revela en él posibilidades estéticas y poéticas que ya contenía, pero que estaban en un estado de semi-imperceptibilidad o de latencia.
El objeto o las situaciones son rescatadas de su anonimato, pero no para darles un sentido fuertemente connotado, sino para ofrecerlos en una hasta ahora oculta intensidad poética. En ese despertar o en esa nueva dimensión que muestran bajo la mirada de Orozco un tejado inundado, un charco de la calle, o un perro tendido adquieren una cualidad vibrátil, en la que lo poético se muestra en una extrema levedad, puesto que no está en lo obvio sino en lo que se ha de buscar, en el mirar de forma escudriñadora, con agudeza visual.

Esta mirada aguda que busca en el continuo de lo real pequeñas inflexiones, situaciones o lugares desde los que se puedan provocar contenidos estéticos, también se puede encontrar en el origen de esas otras fotografías que mostraban ligeras intervenciones de Orozco en el espacio público... Registro de una mirada que descubre y que ciertamente ha de buscar para descubrir. Turista maluco o Cinco problemas, hasta que son desveladas por Orozco en una fotografía, permanecen en un estado de semi-imperceptibilidad que requiere de una mirada atenta.


En definitiva, no es tanto en el choque de objetos diferentes en relaciones inauditas, como en la dirección de una mirada que se fija y que encuentra, donde estalla el sentido poético de la obra. Lo que explican estas imágenes y lo que sucede en ellas es que ya no es el gesto del artista, que coge un objeto y lo sitúa en otro lugar, sino la mirada la que otorga sentido. Una mirada que no necesita para ofrecer función artística de una mano que desplace, sino simplemente de un dedo que señale o apunte dónde mirar.

El dedo de Gabriel Orozco es un dedo que recorre el mundo por entero, escudriñándolo. Señala lugares, situaciones y objetos cualesquiera sin una voluntad crítica, sólo para mostrar en ellos cualidades estéticas. De tal forma que el mundo bajo una mirada atenta, desveladora, puede convertirse por entero en obra de arte."

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